Por: Kirssy Lorenzo
El conflicto en el lugar de trabajo no es un signo de fracaso, sino una señal de que hay algo que necesita ser visto, escuchado y comprendido. No se trata de evitarlo, sino de aprender a navegarlo con conciencia y empatía. Para ello, necesitamos entender dos aspectos fundamentales: las necesidades básicas que guían nuestro comportamiento y cómo nuestra personalidad influye en la forma en que enfrentamos el conflicto.
Las Necesidades Básicas: La Raíz de Todo Conflicto
Detrás de cada desacuerdo hay una necesidad no satisfecha. Estas necesidades pueden ser tan simples como el deseo de reconocimiento o tan profundas como la necesidad de seguridad emocional. Al identificar qué necesidad está en juego, podemos cambiar nuestra perspectiva del «problema» hacia una oportunidad de conexión.
Por ejemplo, un colega que insiste en controlar cada detalle de un proyecto puede estar buscando seguridad en un entorno incierto. En lugar de etiquetarlo como «controlador», podríamos preguntarnos: ¿Qué necesita para sentirse más seguro? Esta pregunta abre la puerta a una conversación más productiva.
El Eneagrama: Entender para Conectar
El Eneagrama es una herramienta que describe nueve tipos de personalidad, cada uno con sus propios patrones de pensamiento, emoción y comportamiento. Comprender nuestro tipo y el de los demás nos permite ver más allá de la superficie del conflicto. Hay 9 tipos que describo brevemente: Eneatipo uno perfeccionista (exigente y controlador), dos artruista (servicial y enfocado en los demás), Enetipo 3 ( busca el éxito, workhaholic), Eeatipo 4 ( melancolico y introvertido), Eneatipo 5 ( intelectual y analítico), Eneatipo 6 (leal y desconfiado), Eneatipo 7 (Divertido y creativo), Eneatipo 8 (Lider nato, de armas a tomar), Eneatipo 9 (pacifico y diplomático).
Un Eneatipo 1, por ejemplo, valora la perfección y la integridad. Enfrentado a un colega del Eneatipo 7, que busca la variedad y la espontaneidad, el choque es casi inevitable si no hay comprensión mutua. Sin embargo, si ambos reconocen sus motivaciones internas, pueden encontrar un equilibrio entre estructura y flexibilidad.
Por ello, cada personalidad tiene, sin saberlo una predisposición a confrontar a otros desde una de estas 5 maneras:
Las Cinco Formas de Enfrentar el Conflicto
- Coacción: Implica imponer la propia voluntad a los demás. Puede ser efectiva en situaciones de emergencia, pero a largo plazo daña la confianza y la moral: Personalidad perfeccionista, exitosa y jefe.
- Complacencia: Consiste en ceder para mantener la paz. Aunque evita el conflicto inmediato, puede generar resentimiento si se sacrifica constantemente el propio bienestar.
- Evasión: Ignorar el conflicto esperando que desaparezca. Esto rara vez resuelve el problema y, a menudo, lo agrava con el tiempo.
- Compromiso: Ambas partes ceden en parte para llegar a un acuerdo. Es una solución pragmática, pero puede dejar a ambos insatisfechos si sienten que han renunciado a algo importante.
- Colaboración: La forma más efectiva y saludable de manejar el conflicto. Implica trabajar juntos para encontrar una solución que satisfaga las necesidades de todos. Requiere comunicación abierta, empatía y disposición para escuchar de verdad.
Integrando Todo: Un Enfoque Consciente
Manejar conflictos de manera efectiva requiere un enfoque consciente. No es solo cuestión de estrategias, sino de presencia y conexión genuina. Aquí hay algunos pasos para integrar estos conceptos en tu vida laboral:
- Reconoce tus emociones: Antes de reaccionar, identifica cómo te sientes. ¿Estás frustrado, herido, ansioso? Comprender tus emociones te ayuda a responder en lugar de reaccionar.
- Identifica la necesidad subyacente: Pregúntate qué necesitas en esta situación. ¿Es respeto, claridad, apoyo?
- Considera el Eneagrama: Reflexiona sobre cómo tu tipo de personalidad puede influir en tu percepción del conflicto. ¿Tiendes a evitarlo, a confrontarlo o a complacer?
- Elige tu enfoque: Decide conscientemente cómo quieres enfrentar el conflicto. La colaboración suele ser la mejor opción, pero hay momentos en los que el compromiso o incluso la evasión temporal pueden ser necesarios.
- Comunica con empatía: Escucha activamente, valida las emociones de los demás y expresa tus necesidades de manera clara y respetuosa.